Haiku
Sopa caliente,
Plato.
Panza contenta.
Lizeth. Rasán.
La puntualidad a la hora del biencomer.
Las visitas al médico me ayudaron para iniciar justificados cambios en mi alimentación. La nueva vida que inicié a través de la información de que necesito nutrimentos, su obtención, preparación e ingesta de mis alimentos, marcan en estos nuevos días, no sólo mi interés por cuidar el cuerpo, también el descanso que envuelve el aprendizaje de prácticas sanas y bien intencionadas. Tenemos esta tendencia natural a perder el orden. La excusa de la mala alimentación son los errores que cometemos en el desayuno, la comida y la cena, son equivocaciones poco naturales en la ingesta actual que muchas veces obedece al sedentarismo, al desequilibrio total y abuso completo de una dieta desestructurada en el momento que nos sentamos a la mesa.
El primer consejo es ése sentarse a la mesa, comer en el coche, en el escritorio, en la banqueta de la cuadra inicia malos hábitos: como el consumos de golosinas, chatarra baja en calorías, es parte de la información que se nos inyecta en spots publicitarios, es permisivo comerlas si tiene pocas calorías, crea la falsa idea de tratarse de alimentos, pero lo que no se aclara, en los comerciales, es la nula capacidad de estos bocados, de suministrar un sustento útil en la dieta diaria.
La mala nutrición produce enfermedades comunes como la obesidad, y todas sus implicaciones, trastornos alimenticios y sicológicos como la bulimia, la anorexia, la depresión y todas sus atribuciones. ¿Cómo puedo combatir las pérdidas que provocan las afecciones de la desnutrición?
No es fácil elegir lo sano, mi paladar siempre pide a gritos todo aquello a lo que está acostumbrado, pero acaso es posible conocer imágenes dantescas de forma puntual como estrategia sanitaria, ¿servirá impresionar a mi conciencia con algo conveniente y poco convencional? Si coloco estratégicamente imágenes en la cocina, la estufa, la mesa, el comedor, el coche, mi celular, la pc. el baño. ¿Me recordarían el mal uso que pretendo darle a mi cuerpo antes siempre conforme?
¿Acaso puedo enfrentarme contra la tendencia natural de perder el orden común? para mí el orden común está en los bocados que deben ir a la boca en cada comida. ¿Es posible mantener en mí el interés, la voluntad y el esfuerzo capaz de satisfacer la necesidad de la conveniencia de comer lo que mi cuerpo necesita, a la hora convenida?
Yo puedo realizar una organización personal y combatir el hambre con comida sana, fresca, saludable, beneficiosa. Puedo crear sin dilatar una actitud que dirige mi comportamiento hacia el pretexto de vivir bien. Creo que sí, si puedo ser diligente; solo es necesario alentar mi interés primario, alimentarme, empeñarme en una rutina puntual antes de cada ingesta y recordar las imágenes de Daniela Edburg.
Ella es la artista plástica que descubre y sugiere la lectura del mundo a través de su ensayo en las fotografías integradas en una exposición llamada eat me (cómeme). Inquietudes provocadas por el cuerpo, por su salud, por su transgresión. Por la falta de educación nutricional y guía médica. Las imágenes son siempre referidas al individuo sus hábitos alimenticios y su inserción en la sociedad.
En la Muerte con Oreo crea una realidad sencilla; conceptualiza y comunica en un lenguaje formal la imagen kitsch que expresa las emociones y las sensaciones que no se pueden explicar con un mejor estilo, la saciedad de las golosinas, la efectividad de adquirir y agradar inmediatamente mi hambre con el intenso placer del sabor de las galletas Oreo… exaltando el suicidio como una puesta de escena; es equiparable y hasta adecuado al acto nocivo de meter en el paladar cada pedazo de regocijo defraudador. En un entrenamiento real, del asesino silente y siempre reservado de la ocasión del malcomer. Es una acción cautivadora y cazadora del apetito por la satisfacción de artículos de consumo pernicioso.
En una suerte de prisión obsesiva de mortandad por la dependencia total a la fast-food (comida rápida, comida chatarra). La delicadeza con la que posan las modelos retratadas es de una apariencia entusiasta y contemplativa que parece más un nocivo spot publicitario, un anti-comercial. ¿Me gusta lo que veo? ¿Me pienso en lo que veo? Presenta la doble lectura de la imagen, la estética kitsch (caracterizado por su ostentosidad pretenciosa de los elementos decorativos excesivamente recargados y por su mal gusto); y la descifrable Drop Dead Gorgeous (destilación de una muerte preciosa) según la Edburg; otorgándole coherencia a sus ideas e inquietudes subjetivas y particulares. La muerte es un espectáculo más en ésta época de violencia, dejando atrás la conciencia. Se transforma en parte del paisaje social. En un impacto social subestimado y rechazado por las conciencias somnolientas.
La muerte por Slim-Fast expone un ejercicio de memoria, refiriéndose a la fragilidad existente entre la salud y la dieta o la ingesta de alimentos y la obesidad, la sustitución de la felicidad y la realidad, una forma práctica de alimentarse o de flojedad, o el estar bien y verse bien (en el espejo de la moda), o sentirse saludable y estar saludable. De una fiebre de hambruna impuesta y de estar flaco. La imagen invita a un inevitable viaje introspectivo. Capturando la realidad en su expresión más cotidiana y ordinaria. Podemos reconocernos a través de esta práctica intelectual: la observación de sus imágenes reflexivas.
Daniela Edburg utiliza la imagen fotográfica y tiene como serie progresiva la medida de una escala de lo manipulable. En su aplicación cautivadora la cosificación se refiere a la necesidad de aferrar todo el proceso de transferencia emocionante en un objeto material, también a la comparación que permita su manipulación y su control. Entendiendo entonces que el objetivo fundamental de la adivinación es el establecimiento de un control cercano y efectivo, la fotografía corresponde con sus cualidades de aproximación a la realidad de un modo directo. El malcomer actual. Además si el retrato fotográfico se convierte en el ámbito donde la implicación emocional acerca la imagen a un uso casi rehabilitador. El suicidio anónimo, involuntario e irreflexivo. También se pude afirmar con este símbolo en que la fotografía funciona como herramienta del pensamiento fascinante. En la búsqueda de un campo de experimentación, la alternativa más adecuada consistió en proponer un tipo de imagen conocida. La publicidad de productos de dieta, productos de consumo accesible. Una imagen que permite construir una historia y cuyo patrón de selección se encuentra fundada en la protección de la emoción. No obstante también es necesario buscar que el campo de experimentación que permite un ordenamiento fiable.
En la muerte por Canderel, teniendo como referencia el uso de alimentos sustitutivos. Los llamados sin calorías. Edburg se permite establecer una serie de relaciones con la fotografía que resultan muy reveladoras y que plantean inquietudes asociadas a las ideas. Un ámbito donde, según los argumentos, además de considerarse un todo coherente, fundido y bien delimitado, se presentan como una fuerte presencia de lo simulado como ingrediente interior que infecta su realidad. La visión del mundo como mercado de comestibles. La fuerza de lo digestivo y la decisión de la boca de presidir el pensamiento de los comensales. El cuerpo cae doblegado por el peso real de aquello que lo ahoga: la baja autoestima. La destrucción como una característica humana. La sucesión de atracones-purga conduce entonces hacia la muerte. El fin simbólico (la muerte por suicidio) llega a la hora convenida. Siempre adecuada y puntual.
Enlace: http://www.danielaedburg.com/
Enlace: http://4componentes.wordpress.com/2011/05/28/daniela-edburg/
Enlace: http://youtu.be/NmhfbS6RaH8
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